El trabajo siempre estuvo ligado al proceso de reflexión en un des acartonado y fértil intercambio.
Dialogaron para potenciar lo creativo. Asociaron la idea con la acción. Ellas me habilitaron una dinámica en donde ser parte y mediar, colaborar para construir, proponer y guiar.
Las artistas crearon a partir de objetivos y desde la coyuntura actual nuevos pensamientos. Como coordinadora me involucré interpretando, activando una acción de retroalimentación. Promoviendo una voluntad en la construcción de un espacio en donde compartir desde conversaciones cotidianas, estableciendo un canal de intimidad generando empatía.
Considero que propiciar lazos y favorecer el estado de encuentro conlleva a una acción de desenmascaramiento y facilita un estado de apertura y encuentro con los hallazgos antes inadvertidos acerca de la obra y sus conceptos.
Sin apresurarme a llegar a conclusiones diría que entre ellas y sus producciones artísticas hay muchos puntos de contacto y que se mueven preocupaciones similares.
Las obras de las dos destilan conceptos de transformación, ponen foco en el giro que implica tapar y revelar, el imaginario de casco y armadura. Cada una con un tono muy personal se atreve a descubrir y a revelarse sin perder el humor y la crítica para mostrarnos aspectos descarnados de la condición de mujeres y artistas.
Gabriela Larrañaga